Taller de Emociones: Cosas que nos Hacen Sonreír
En Limbo, siempre buscamos maneras creativas y significativas para que nuestras participantes puedan explorar sus emociones y profundizar en su autoconocimiento. Recientemente, en uno de nuestros Talleres de Emociones, realizamos una actividad especial que invitaba a las participantes a reflexionar sobre las cosas que les hacen sonreír. La tarea consistía en hacer una lista de cinco cosas que, al pensarlas, les provocan una sonrisa. A continuación, compartimos las reflexiones de cinco de nuestras participantes, usando nombres ficticios para proteger su privacidad.
Reflexión de Laura:
- El sonido del mar: Siempre me ha calmado y me hace sentir en paz. Recuerdo las vacaciones de mi infancia, cuando mi familia y yo pasábamos horas en la playa. Pensar en las olas rompiendo en la orilla me llena de una sensación de tranquilidad y felicidad.
- Reír con amigos: No hay nada como pasar tiempo con mis amigos más cercanos y reírnos juntos. Esos momentos de risa compartida son invaluables y siempre me dejan una sonrisa en el rostro.
- Los abrazos de mi madre: Cada vez que pienso en los abrazos cálidos y reconfortantes de mi madre, no puedo evitar sonreír. Ella siempre sabe cómo hacerme sentir mejor.
- Pasear por el parque en otoño: Me encanta ver cómo las hojas cambian de color y caen al suelo. Es un espectáculo hermoso de la naturaleza que siempre me hace sonreír.
- Leer un buen libro: Sumergirme en una historia fascinante y perderme en sus páginas es una de mis mayores alegrías. Pensar en esos momentos de lectura me llena de felicidad.
Reflexión de Andrés:
- Ver una puesta de sol: Hay algo mágico en ver cómo el cielo se tiñe de colores cálidos al atardecer. Siempre me hace sonreír.
- Escuchar mi canción favorita: Cada vez que escucho mi canción favorita en la radio, no puedo evitar sonreír y tararear.
- El aroma del café recién hecho: Me encanta ese olor por las mañanas, me despierta y me hace sentir listo para el día.
- Recibir un mensaje inesperado de un amigo: Esos mensajes sorpresa de personas queridas siempre alegran mi día.
- Ver fotos antiguas: Revisar fotos viejas y recordar momentos felices siempre me saca una sonrisa.
Reflexión de Carmen:
- El amor de mi perro: Su lealtad y cariño incondicional son inigualables. Pensar en cómo me recibe cada día cuando llego a casa siempre me hace sonreír.
- Las flores en primavera: Me encanta ver cómo los jardines se llenan de colores y vida. Es un espectáculo que nunca deja de alegrarme.
- Cocinar para mi familia: Preparar una comida deliciosa y ver a mi familia disfrutarla es una de las cosas que más felicidad me trae.
- Recuerdos de la infancia: Pensar en las aventuras y juegos que tuve cuando era niña siempre me llena de nostalgia y alegría.
- Ver una buena película: Sumergirme en una historia emocionante o divertida siempre me saca una sonrisa.
Reflexión de José:
- El primer sorbo de una bebida fría en un día caluroso: No hay nada más refrescante y satisfactorio.
- Los días lluviosos: Me encanta el sonido de la lluvia y la sensación de estar acogido en casa. Pensar en esos días me hace sonreír.
- Ver crecer mis plantas: Cuidar de mi pequeño jardín y ver cómo las plantas florecen me llena de alegría.
- Reencontrarme con viejos amigos: Las reuniones inesperadas con amigos de la infancia siempre son momentos de mucha felicidad.
- Escuchar historias de mi abuelo: Siempre disfruto escuchar sus anécdotas y sabiduría. Me hace sonreír pensar en esos momentos.
Reflexión de Marta:
- El olor a pan recién horneado: Me recuerda a las mañanas de domingo en casa de mi abuela. Pensar en eso siempre me hace sonreír.
- Bailar: No importa el lugar, bailar siempre me llena de alegría y libertad.
- Las sonrisas de los niños: Ver a los niños felices y riendo siempre me saca una sonrisa.
- Las tardes de verano: Disfrutar de un helado mientras paseo por el parque es uno de mis placeres favoritos.
- Terminar un proyecto: La satisfacción de completar algo en lo que he trabajado duro siempre me hace sonreír.
Conclusión
La actividad fue un éxito, proporcionando un espacio seguro y reflexivo para que las participantes conectaran con las pequeñas cosas que les traen alegría y felicidad. A través de estas reflexiones, nuestras participantes pudieron reconocer y valorar las fuentes de sus sonrisas, integrándolas en su vida cotidiana para fomentar un estado de ánimo positivo y resiliente.
Este ejercicio no solo aumentó la conciencia sobre la importancia de encontrar y apreciar los momentos de felicidad, sino que también fortaleció los lazos entre las participantes, quienes compartieron sus experiencias y apoyaron mutuamente en este proceso de autoconocimiento. En Limbo, seguimos comprometidos con ofrecer un espacio seguro y de apoyo donde cada persona pueda crecer y sanar. Recuerda, no estás sola, y juntas podemos superar cualquier desafío.
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